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el amor con quien
compartí mi vida.
Se fue sin poder decirme adiós,
sin escuchar su último aliento,
sin poder llorar su última agonía.
¡Qué triste debió ser su
último suspiro,
sin haber mano que acariciara
tan cruel despedida!
Entre sirenas se la llevaron
y en un rincón del cielo la dejaron,
sin saber que jamás
ya la vería.
No perdonará nunca mi corazón
a quien por placer quizás
me dejó sin su vida.
Que los perdone Dios…
si es que existió algún día.
Poema propio.
Fuente de la imagen:
http://elrincondepitagoras.blogspot.com/2008/05/mashuta-mashuta.html?m=1