donde se encuentra el universo,
en el mismo lugar
donde se funden los astros,
allí, dónde el arcoíris pierde de placer los colores
del sentido y su deseo.
Un amor escondido que el destino quiso despertar
en una pasión por la que nadie pasó ni nunca nadie ha conocido.
Le adora la luna cuando canta,
se arrodilla el sol a sus pies vistiéndola con su brillo,
el mar calma sus olas
mientras en la orilla rompen de placer gimiendo en la arena
el chillar de sus latidos.
Solo sabe amar a su amor,
no sabe de la vida sin sentido,
solo se quieren sin saber porqué y
cuando se ven no saben…
si están muertos o son vivos.
No poder tocarse la piel
es su único castigo,
amor de distancia quizás infiel…
y de tardío destino.
Poema propio.
Fuente de la imagen. Propia