donde florecen los almendros,
pasear bajo sus ramas y bordear sus aceras entre naranjos y limoneros,
sentir y acariciar la bruma del calor de la calzada refrescando la garganta
con el agua fresca de esa antigua fuente que con el tiempo me quería hacía mayor que no viejo.
Bajas casas de patios blancos
visten la aldea,
macetas de colores entre enredaderas y azulejos de sus paredes cuelgan entre
aromas de jazmines y pensamientos
perfumando las tardes de esa tierra de estrellado azul cielo y olivares
en los calurosos días de verano
donde descansan sin prisa
todos mis sueños.
Poema propio.
Fuente de la imagen :
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