Me vino la vida en aquella imagen,
todos los recuerdos pasearon
juntos pero sin tocarse.
Aquella maceta en flor que en primavera con amor en el balcón cordobés mi madre cuidaba en el número 14 de la calle de los frailes.
El paraguas que lo mismo nos tapaba de la lluvia que del sol
en una tierra bipolar y que como Venecia no hay ninguna igual…
Comunista y a la vez en semana santa tan y tan creyente.
Aquella lámpara de mesilla
qué encendida quedaba toda la noche, escuchando en la madrugada la radio deportiva,
cuando la ceniza manchaba las
sábanas y fumar junto a la almohada no era pecado, sino de hombres machos que por los pies se calzan.
Y el pensamiento de aquel primer ordenador en blanco y negro,
su famoso juego de ping-pong
con aquel sonido de robot,
y buscando alguna imagen para el mundo indecente del primer color,
donde un desnudo despertará el sueño de tanta represión y hacer normal lo que a escondidas se hacía en un rincón.
Qué tiempos y evolución
que cuando estoy escribiendo esto me rectifica un corrector en vez de la palabra y el cariño que podía darnos un profesor.
Me di cuenta en aquel escaparate que se me fue la vida…
Sin saber qué pasó.
Poema propio.
Fuente de la imagen:
https://pin.it/3PW4xRj