Duerme la noche en el desvelo de mi pensamiento.
Me atormenta el silencio de las palabras distantes de a quien más quiero.
Apresuro a qué llegue el día
por si hay una llamada, un cercano gesto que calme tanto desespero.
Ya no sé cómo lidiar el terreno,
la plaza se hizo grande
y solo sé que dar vueltas por donde hay que caminar derecho.
Al final vuelvo a donde siempre,
a dudar de lo bien o mal hecho
creyéndome culpable de un delito
que solo por alguien anda y vive suelto.
Quizás nunca fui caballo de batalla
quedándome en mulo de carga
que nunca sabe de quién es dueño.
Poema propio.
Fuente de la imagen… IA