en su cada suspiro,
no soltar de su mano mi mano,
cuidar de su corazón en mi regazo hasta que en su sueño eterno despierte conmigo.
Esperaré con paciente dolor
el viaje emprendido
y cuando se la lleve el destino tenerla en mí siempre presente
sin que en el tiempo su recuerdo
sea nunca olvido.
¡No sé cómo viviré sin ella.
Ojalá ella sea feliz con mi recuerdo allí donde quiera
que su espiritu haya ido!
Para mí ella siempre única madre,
para ella siempre
yo…
su siempre niño y único hijo.
Poema propio.
Fuente de la imagen :
Propia