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El alboroto de la ciudad
pasa inadvertido ante nuestros ojos,
las prisas se hacen dueñas de los instantes
y la vida, sin detenerse ansiosa, vaga desordenada por recibir el año nuevo.

La soledad acostumbra a deambular
por los pensamientos,
los recuerdos se vuelven intensos
y las ocasiones perdidas
en pesares y tormento.

Las promesas al viento se hacen fuertes…
A partir de mañana todo será diferente, el futuro lo haré presente
sin importar a qué me encuentro.
Miraré de frente a la verdad
de los momentos
y lucharé cada segundo
por sentirme vivo y sin recelo.

Atrás quedará un trayecto de quejas vestido de terciopelo,
escribiré rudo y valiente a la vida en poemas donde en paz descansen sus versos.

FELIZ AÑO NUEVO…
Que el viejo lo haga sin pausas
mucho más bueno.

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Poema propio.
Fuente de la imagen. IA