Trágico jueves 13 de marzo, cuando en todos, todo empezó. No importó si eras joven o anciano, si pobre en la vida o, en tus bolsillos, tanto de todo que demasiado todo, nada te importó.
Fue la noche más oscura, donde el amanecer de nosotros, en un tiempo, nunca más volvió. Vimos la muerte tan cerca que ella, a nosotros, también nos vio.
No pudimos decir a nadie de aciertos y errores, no pudimos confesar secretos ni emociones, despedidas en las que solo calmaba el aplauso de las ocho en sus balcones. Hasta la misma soledad de nosotros se alejó.
Se apagaron tantas vidas sin oración, sin la llama de una vela, y ni siquiera un techo donde a nadie decir adiós.
Parecía que íbamos a ser tan diferentes después de tanto dolor. Pero, pasado el tiempo, volvemos a ser lo que fuimos... Pasajeros en un mundo sin corazón.