Encontré sosiego a tanto desespero.
Me acostumbré a vivirla en el rincón de mis secretos.
Paseo con ella cuando le escribo poemas,
y en sus versos declaro un amor del que nunca soy su dueño.

Jamás quise a nadie como la quiero.
Cuanto más escucho su silencio,
más la quiere mi recuerdo.

Siempre soy del amor viajero.
Quise hasta a quien no me quiso,
y amando sigo, aunque su desdén sea mi compañero.

Soy pura pasión de día, y de noche ahogo en sentimiento.
Mis ilusiones guardo en un baúl,
que solo llenan mis sueños.