Nos sentimos como una madre siente cuando da a luz a su primer hijo.
No quiere separarse de mí,
porque para él soy su juguete preferido.
No le hace falta hablar,
porque las palabras fueron creadas para mentir más que para dar cariño.
Lo quiero tanto como él me quiere a mí, y no hay noche que no quiera estar y amanecer conmigo.
Sé que lo echaré de menos cuando la vida nos separe,
que lloraré su ausencia,
porque será un duelo que hasta la muerte me acompañe.
No me da vergüenza que se rían
de quién es y de su nombre.
Se llama Shag, y es mi perro,
y lo voy a defender siempre,
como sé que él daría la vida
para que nunca nadie nos separe.
Shag, me enamoré de ti
lo mismo que yo a tu vida y tu a la mía
desde el primer día que llegaste.
