buscando una y otra vez el rozar de mi boca por las
montañas de tus senos.
Una y otra vez me atrapas en tu cueva de amor oscura y sombría
hasta que una fuerte explosión goza la luz en tu interior del placer de a quién más querías.
Te mecia entre mis piernas una y otra vez despacio,
sin prisa…
como nana que canta a su bebé
me mirabas sin mirar,
cuando también mis ojos
en ningún sitio se perdían,
en convulsiones bailamos los dos,
y en un beso interminable quedamos dormidos para toda la vida.
Poema propio.
Fuente de la imagen… Propia