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en un jueves de sinceras palabras
de miradas que a su vez querían ver,
explorando razones de vida,
interiores momentos
que la razón deja en los demás crecer.
Rocío se acercó llamando
a la ventana de mi niñez.
La calma vestía en sus ojos,
y su voz acariciaba el aroma de un amanecer.
Nos recogimos en el tiempo,
a su lugar, ella,
y yo sin ella, al mío también.
Nos despedimos sin un hasta mañana,
un beso al aire se le fue,
encantador fue su adiós,
y entre silencios y palabras
de aquel instante me enamoré.
Rocío vi al día siguiente,
con su lozanía y un nuevo día nacer.
Feliz Navidad le dije,
me dijo «adiós nos vemos»
en otro atardecer.
Aunque la veo cada día…
la conocí desde ayer.
«Rocío poder vivirte»,
solo fue placer.
Poema propio.
Fuente de la imagen:
http://www.angelfire.com/il2/yeze/burbujas.html