¡Qué sabes tú de mi tristeza!
Aunque parezca tan cerca de ti, y que tan lejos me tengas.
Si no hay palabras que no sean proclamas, ni miradas que ya se entiendan,
ni silencios que ruidos estorben y se quieran.

¡Qué sabes tú de mi tristeza!
Si ya sientes lo mismo, que es nada, cuando entro o salgo por la misma puerta.
Si no hay beso que se diga un adiós o de un hola que salude: ¿qué tal te encuentras?

¡Qué sabes tú de mi tristeza!
No creo ser inocente ni tú culpable de algo que ya no vive,
porque la vida nos llevó por diferentes sendas.
Tú rodeada de bullicio y compañías,
mientras yo, con la soledad de mis letras.

¡Qué sabes tú de mi lamento,
qué sabes tú de mi tristeza!




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