que reposaba en aquel estanque.
La cabaña era calma,
el grillo ya dormía,
el gallo se levantaba,
y la cigarra con su canto
al sol despertaba.
El aroma del rocío envolvía el ánima,
el silencio callaba toda palabra,
así amanecimos,
juntos y las manos pegadas,
con la sonrisa en los labios
besándonos la mirada.
Un nuevo día nos abrazó…
el milagro de la vida volvió a pasar por nuestra cabaña.
Poema propio.
Fuente de la imagen:
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