como una losa en su pecho..
Asomado al balcón del deseo suspiraba con
voz entrecortada rasgada y rota.
Vivía en su interior una calma alborotada
llorando sus ojos una angustia
y un grito que al cielo dijo «basta».
Maldito tiempo
donde su vida no importaba.
La ciencia le dijo «no»,
su mente ya siempre desvariaba,
mató la razón con el corazón y todavía sigue viviendo el amanecer
donde el gayo cada día
en su ventana canta.
Solo quiere vivir…
mientras la muerte detrás de la puerta descansa.
Poema propio:
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