Va viniendo el día, Atrás quedó la noche, esas noches que jamás se olvidan, donde todos somos diferentes, porque uno de nosotros nos deja por otra vida.
Por un momento paramos el tiempo, si lo que hacemos vale la pena, ¿qué es no vivir en vida? Por un momento nos decimos en silencio que perdemos el tiempo en tonterías.
Pero qué pronto se acaba el invento. El muerto al hoyo y el vivo al bollo, y aquí se acaba la osadía de querernos un poquito más. Qué ilusos, si solo vale lo que dura una misa.
Va viniendo el día, los últimos llantos se confunden con las últimas risas de un cuerpo que, aún presente, se despide hasta quién sabe qué día.