
la soledad de mis letras,
no quiero que en los demás quede el estribillo de sus tristezas.
Quedó mi vida con la compaña de una vieja guitarra, un banco solitario
y el acorde
desafinado de sus cuerdas.
Ahogo en ello mis sentimientos
mientras la vida pasa
y pasa sin que a nadie entretenga.
Mi voz ya quedó temblorosa,
mis manos casi no rasguean,
solo el tono de mis versos alzo
cuando al recitar un poema
las lágrimas mojan el vacío
donde solo vivo,
apartado de cualquier caricia,
de cualquier beso,
de cualquier mirada
que a la mía quiera.

Poema propio.
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