¡Qué recuerdo,
el de las tardes de las calles cordobesas!

Se alejaba el sol
entre sombras,
dejando su sofoco
en un día de calurosa primavera.

Subir sus pequeñas cuestas,
calles empedradas y estrechas,
en el aire el aroma del jazmín de balcones y ventanas,
en el viento el susurro de un lamento
al compás de una guitarra flamenca.

Así es mi Andalucía,
así vive mi tierra.

Cómo echo de menos
el pudor de la mujer
que escondida ama tras la reja,
bodegas y bares donde el
juego y el vino se funden
en una vieja mesa,
y con una sonora palmada…
¡Quillo, por favor, llena!

Contrastes de tierra,
cuando la semana santa
en todo su fervor,
se convierte en feria.

¡Cómo echo de menos mi Andalucía!

Madrugadas llenas de vida,
de puertas y ventanas abiertas,
donde ronquidos y suspiros
en el eco se mezclan.

Palabras desnudas
con el alcohol aparecen,
haciendo en sus bocas
dulce y agria presencia,
bajo el cielo azul estrellado
donde el bochorno,
los ojos no cierran.

Cómo echo de menos mi Andalucía,
el acento de su gargantas,
la alegría de sus gentes
que disfrazan la pena.

Cómo echo de menos
las calles que de niño paseaba…
calles estrechas y empedradas de una tarde cordobesa.

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Poema propio.
Fuente de la imagen:
https://www.artelista.com/obra/6657707974175507-calle-frailes-cordoba.html

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