
Cada vez que la veo,
cada vez que miro su estampa,
cada vez que abro su puerta y por su ventana miro al horizonte,
su paz y silencio calman.
El instante se vuelve mágico
y los colores de la vida a
a través del pensamiento se pasean por el lienzo…
unos quedan y otros marchan.
¡Cuántos los recuerdos
quedarán allí guardados,
cuántos los momentos
donde se paró el tiempo
en sus paredes quedarán grabados!
¡Cuántos los desafíos ganados
donde la libertad queda ilustrada en el interior de un viejo marco!
Fachada de sentimientos
con cuerpo y alma,
fachada, que sin mí sería nadie,
fachada, que sin ella…
yo sería nada.

Poema propio.
Fuente de la imagen:
Cedida por su autor :
Josep Doménech i Sánchez

