
la fuerza de la palabra,
la verdad que transmiten sus letras,
el placer y el gozo
de poder escucharlas
cuando alguien te habla a los ojos
y en tu corazón un poema descansa.
Tiempos de diagonales lecturas,
de prisas que nunca acaban,
de monosílabos de rutina
que nada dicen,
frases en pantallas que se encienden y apagan sin alma.
Analfabetos del desarrolllo,
mendigos de ojeadas
que a nadie pueden hablar
de la emoción de una vida
porque las gargantas
solo tragan y tragan.

Poema propio.
Fuente de la imagen:
https://pin.it/3JoA3pB

