
aquél, en el que ya conmigo
no estuvieras,
aquél, en el que mis ojos
ya no te vieran.
¡Cómo temo ese día
que ya no sintiera tus palabras,
ese día que no estuvieras
al otro lado de la cama!
Amada mía,
ese mismo día contigo moriría,
aunque por ti mi alma
solo respirara.

Poema propio.
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