Poetas urbanos
de callejas y rincones.
Ciudad de soledades y
esquinas malolientes.
De saludos, «ni buenos días»
a sus desconchadas paredes,
sonrisas obligadas y forzadas
que se clavan como alfileres.
Miradas ruines,
cómplices silencios de
desagravios que salpican la palabra…
donde más duele.
Sociedad cautiva en los placeres,
muerta vive en unos corazones
que cuando nacen
al poco tiempo fallecen.

Poema propio.
Fuente de la imagen:





