
junto con la suya
la tuya y la mía,
salir de una oscuridad donde marchitas dormían.
Aprendí a estar solo y su compañía,
a ser feliz cada instante
olvidándome de un tiempo
que su recuerdo no merecía.
Volví a sentir la brisa de los momentos,
a volar con la sonrisa,
y de corazón a un amanecer
desde mis entrañas y sin miedos decirle…
¡Cómo estás, buenos días!
Decidí abrazar la vida,
respirar su aliento
y escribir sin llorar de pena
esta poesía,
amar a cada momento un milagro
que sin querer se olvida.
Abraza hasta el final de los días
con fuerza…
a tu única vida.
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Poema propio.
Fuente de la imagen:
http://directostv.teleame.com/vivetvenvivo/

