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Cristo del desagravio
y la misericordia,
qué cerca te ven
y qué lejos te encuentras.

Levantado sobre empedrado,
a su lado una antigua
iglesia de blanca recta y lisa pared,
ocho provincias le rodean,
ocho faroles que iluminan su cara,
pasión, pena y tristeza.

Así Andalucía lo venera.

De día olor a jazmín y azahar,
de noche aroma de lamento…
con sabor a guitarra flamenca.

Igual le cantan que le lloran,
en esa plaza de Capuchinos,
a ese cristo de desagravio y misericordia,
a ese cristo de los faroles,
que ilumina el sentido
de una Córdoba viva,
de una ciudad,
que siempre a todos enamora.

Sabias piedras tiene mi tierra,
historia en sus paredes,
y caminos…
en su corazón de alfombra.

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Poema propio.
Fuente de la imagen:
https://www.flickr.com/photos/dleiva/35540118003