Quise despertar pero no pude
porque de noche nunca en mí ese día fue,
así que sin querer ya estaba despierto y mis pies…vivían de pie.
No podía descansar mi mente de lo vivido ayer.
Quise socorrer a un vecino,
era un tubo que no se veía
pero que mojaba su pared.
La calefacción central de la finca peligraba y como empleado de la misma como fuera tenía que resolver.
No hacía mucho frío,
pero el mes de abril se hacía querer, se me encendió la alarma y aunque la ciudad vivía confinada… había que resolver.
¿Jordi que hacemos?
al calefactor pregunté,
tenemos de un bajo piso una humedad, pero el agua no se ve.
Mandé algunas fotos, el local donde la avería llegaba estaba cerrado… habría que de alguna forma ver.
Después de varios íntentos
y dentro ya de él…
El señor para su arreglo no dejaba el techo romper,
nos miramos extrañados Jordi y yo, no podíamos resolver,
del lugar nos fuimos sin saber.
Llamamos al presidente de la escalera por tanta insesatez,
este al administrador,
a su vez este al propietario y después de tres horas…
La avería seguía en pie.
Con un adiós y ¡que les vaya bien!
nos despidió aquel buen hombre…
pensamos, ¡ojalá te inundes con el agua tu también!
Fuimos al local de al lado
Una óptica… Ya ves.
quedamos a las 9.30 del otro día,
y por fin la perdida de agua se llegó a ver,
volvió el frío a la vida,
Y la calefacción de la finca se pudo volver a encender.
Fueron horas frias…
pero calurosas de entender.
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Relato propio.
Fuente de la imagen… Propia.