El zigzag de las luces de colores visten los balcones.
Las aceras viven
en el desorden de los pasos,
las compras navideñas se apoderan de las miradas de escaparates y
satisfechos pasean sus dueños en un tiempo donde para todos y todo parece que la vida
es más amable y descuidado.
Pero siempre hay otro lado,
el de aquel a quién esperas con los brazos abiertos
y ni siquiera ha saludado.
El de aquel que cuando eras alguien
y por interés indispensable,
ahora que ya no lo eres y menos poder tienes
ya por otro has sido reemplazado.
El de aquel a quien con el corazón has felicitado teniendo el silencio como respuesta sin saber por qué
has sido olvidado.
Siempre hay otro lado…
A medida que vamos creciendo
la mesa de nochebuena se hace
cada vez más pequeña
con asientos que ya nunca más
serán ocupados.
La otra cara de la Navidad…
La que vive callada con nosotros
y la que con lágrimas en el alma nuestros villancicos también cantamos.
Poema propio.
Fuente de la imagen… Propia