
Saqué a pasear mis pensamientos.
A mi lado dos kilos de perro
«Shag», notaba en la calle algo extraño y diferente, no era su pequeño cuerpo consciente del momento, entre rabo y orejas
eran de él su 90 por ciento.
Feliz se le veía y contento,
¡Que extraño se preguntaba,
cuánto tiempo estaba con uno de sus dueños.
Por las calles vacias con gusto y sin prisa
hacía lo que en casa no debía hacerse dentro…
Shag sonreía su colita cuándo
mi historia en vída
pasaba su peor momento.
Me dijo entre silencios y entre guaus secretos,
dueño mío solo te pido una cosa y te menearé la colita sin que me des premio…
no me saques a las ocho de la noche
que me asusta el ruido de palmas y cacerolas que salen de los balcones,
mezclando protestas y homenajes…
ruido de dolor y pena
dónde sufre mi corazón pequeño.
Ladro de tristeza por vuestras perdidas ahora ilusiones que solo os causan tormento.
Sentí aquella petición con respeto y como amigo fiel sin interés,
con el mío tuve cuidado y por él ya no volví a hacerlo.
Me llamó la vecina del noveno en aquél momento, entre susurros y alguna lágrima de terciopelo…
!Cómo estás Alejandro me dijo primero! y seguidanente… ¿Como andas de dinero?
La situación es compleja,
estoy en mal momento, si puedes dejarme… que pronto te lo devuelvo.
Qué extraño pensé yo,
Una propietaria pedirle dinero a un portero…
pues si que estaba mal la situación.
Concedí la petición pero cuando llegó la hora, en vez de devolverlo,
un poco más pidió,
volví a conceder pero ya dije…
a mi simplemente vecina más no puedo,
en esta vez cumplió los plazos y el dinero me pagó,
pero caray a la semana siguiente
de nuevo el móvil con ella al otro lado sonó…
«Otra vez», ya fue poco el que recibió…
Le dije quién podía ser,
de a quién pedir la asesoré,
recibió de ellos su menester
pero mi dinero aún no me dió.
Ha pasado un mes,
de momento al perro sigo sacando, a las 8 estoy con él a buen recaudo,
pero la llamada de mi vecina
en mi móvil no sonó.
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Relato propio.
Fuente de la imagen… Propia

