
a nadie le importó si dejó de existir,
si quedó solo con su locura
o si la cordura de la vida enfermó sus letras en su sin vivir.
¡Qué solo quedó el poeta!
Aquel que solo escribió para ti,
aquél que solo escuchó tu silencio
y por ti su lapiz
en un cajón dejó morir.
¡Qué solo quedó el poeta!,
sin su cuaderno donde escribir.

Poema propio.
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