Siempre escribiendo para que pudieran leer…
el día que no pudo
y cuándo a su cita faltó,
a nadie le importó su silencio,
a nadie le importó si a su fantasía se le acabó el papel.
Sin letras que escribir
el poeta dejó de existir.
Su lápiz sin tinta quedó
guardado en un cajón,
y su vida solitaria
murió con él.
¡Qué sólo se quedó el poeta!
y hasta el día de su muerte…
nadie más lo pudo leer.
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Poema propio.
Fuente de la imagen:
https://eldesvandelpoeta.ning.com/m/blogpost?id=3044490%3ABlogPost%3A2492625

