
colgada bajo el brazo.
Fueron tantos los pecados
que solo el arrepentimiento de mi alma puede enmendarlos.
Todo lo tuve en mis manos…
Padres que siempre
bien me educaron,
una mujer que soñaba
cada instante con mis labios,
y unos hijos que apenas veía,
que apenas tuve tiempo
de tenerlos en mis brazos.
Me cegó la codicia,
el aroma del alcohol por mi voz
siempre vivía derramado,
en el juego apostaba
hasta lo empeñado
y las muchas noches de lujuria
en otra cama terminaban
sin saber quién desnuda
dormía al lado.
Ahora que menos que nada tengo,
que nadie para nadie soy,
y que solo mi sombra me habla
cuando estoy callado.
Solo quiero pagar
en soledad mi pena,
pedir perdón a Dios…
por la vida que nunca merecí,
y que a cambio de nada
me hubo dado.

Poema propio.
Fuente de la imagen:
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