de las contradicciones.
Lo amargo lo convertimos
en dulce o suave,
lo soso en salado y picante
y lo espeso…
líquido acuoso hasta que en nuestra boca es vulnerable.
El caso es hacer de nuestras mentiras falsas verdades.
Mostrar lo que en realidad no somos.
Simpáticos, cuándo domina el enojo,
sobrios, cuando el alcohol es fiel compañero de viaje,
valientes, cuándo por temor a nada no movemos ningún pensamiento,
Omnipresentes, cuándo es el vacío quién comparte ambiguedades.
Así somos…
Contradictorios, insatisfechos
y de la vida ausentes de los verdaderos momentos,
pasándonos gran parte de ella
queriendo lo que no se tiene,
y culpando a los demás cuándo a todo lo llamamos…
¡Qué mala suerte!
Poema propio.
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