La ilusión se hacía realidad en nuestros corazones
nueve meses de una gestación y espera maravillosa ocupaban nuestros nuevos proyectos.
Querer por alguien deseado la batalla y el combate de una lucha diaria que por nuestra pobreza nos ofreció el destino.
Superación donde el regazo y la cobardía de los momentos ya no tenían precio, nada y todo importaba…
Todo era un paso adelante por allanar al futuro el camino que nosotros nunca tuvimos.
La felicidad quiso esta vez entrar por la ventana de forma inocente, sin previo pago ni el sentimento de lo que venía no era un hijo prohibido.
El tiempo pasó en un suspiro.
Noches de desvelo,
los cuidados extremos de un bienestar que nuca tuvimos sin recato y que para él jamás fueron nuestros esfuerzos escondidos.
Pasamos felices juntos la niñez, la pubertad, sus desamores y desencuentros.
Educamos como supimos, como todos sin saber si todo estaba bien.
acabó bachiller, universidad…
Ya con compañera y en otro lecho, en la misma ciudad pero muy lejos.
¡Y ahora que!
y ahora que ya somos viejos.
Dónde está aquel por el que dimos lo que no teníamos.
Aquel que por cada una de sus quejas era nuestro sin vivir sufrimiento y condena.
¡Y ahora que!
Como me duele escribir estos versos de abandono
cuando un hijo te aleja tanto de su corazón
porque ya nada en su vida somos ni atendemos.
¡Y ahora que!
Nos tocará solo vivirlo en el recuerdo
y en el vacío de una vida que al final de los días nos muestra su lado oscuro y todo su desprecio.
Siento solo haberlo pensado
pero diría que aquel hijo que tanto adoramos y quisimos durante tanto y tanto tiempo
para nosotros quiere estar muerto.
Poema propio.
Fuente de la imagen. IA