tan feliz e inocente,
allí dónde se vive sin ser consciente
la realidad de los sueños,
la ingenuidad de la vida
sin tiempos ni malicia.
Sentir los cuidados y atenciones en exceso de una madre,
la experiencia de compartir los secretos con la primera amiga,
la fantasía y la realidad cuándo forman parte del estribillo
de una misma sintonía.
Niñez que cuando estamos en ella queremos ser mayores y cuándo lo somos quisiéramos volver a estar siempre de ella prendida.
Si me visitara el genio
y solo me concediera
un deseo de vida
le pediría ser brillante mujer…
que nunca dejó de ser niña.
Poema propio.
Fuente de la imagen…
INMA ARROYO