
seco y sombrío,
en un camino que deambulaba
entre sus días cortos,
pero que en su interior
eran largo recorrido.
Cuantiosas curvas lo formaban
que al doblarlas eran siempre de diferente cielo y destino.
Paseos de distancias cortas
que no daban calor a unas vidas
frías de vacío.
Me hice paso entre jaramagos, fango y arbustos, convirtiéndolos
en jardín de flor,
haciendo del dolor, amor,
y así poder respirar su mundo.
Camino de revueltas
en el que ninguna recta tuvimos.

Poema propio.
Fuente de la imagen.
Cedida por su autor.
Maestro pintor… Josep Doménech i Sánchez

