
por haberte conocido,
y en tu vida por un tiempo
haberte conmigo tenido.
No solo fueron palabras,
también deseos…
pecados o divinos.
Anhelo que su aroma
sea la fragancia de tu vida,
que seas feliz con ella
aún no siendo tu elegido.
Es por eso amiga mía,
que desde el corazón te escribo,
y esta rosa que te ofrezco
para siempre esté contigo.
Espero que tu pasión la riegue…
y no marchite contigo.

Poema propio.
Fuente de la imagen, cedida.
Autor, maestro pintor.
Josep Domenech I Sánchez

