Qué fácil es poder escribirle
y acariciarla con mis letras.
Qué fácil lo puso el destino cuando,
bajo el aroma de sus naranjos, el pensamiento callejea.

Qué fácil es poder amarla
cuando en el silencio de la noche
Sus paredes blancas brillan
bajo su cielo de blanca luna y estrellas.

Qué fácil escribir caudal de versos
a sus patios floridos,
cuando adornan el sentir de esta tierra cordobesa.
Que Aquel que la conoce
ya no podrá vivir sin su recuerdo,
porque Maruanas no tiene copia
y hasta el propio universo la quiere por compañera.

Noches y seseos se besan al viento
como dos buenos amantes, de un
embrujo andaluz, del embrujo de una aldea que tiene por corazón el amor de todos de quien por ella pasean.

Maruanas aldea sabia y esplendor.






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