Vuelvo a la soledad de mis letras,
a los versos de vida que de mí se alejan
y en el corazón se acercan.

Ya no escucho el canto del gallo en su amanecer.
La ventana de mis ilusiones
está más cerrada que abierta.
Las paredes que visten mi habitación
enmudecen,
y una cama fría cada noche me espera.

Vive la esperanza escondida.
El tiempo se siente viejo,
aunque joven parece que sea.
Mis ojos solo miran al cielo
sin saber qué buscan:
si alguien que por allí camina perdido
o el resplandor de una nueva estrella.

Volví a la soledad de mis letras
y a ser feliz cuando sus palabras
lloraron al escribir este poema.




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