En los alambres del tiempo mis versos buscan tu olvido; siempre llego tarde, porque es tu pasado siempre mi presente. Por eso es que mis letras lloran, porque en ti ahora solo soy descuido y ausente.
Te desnudé mi alma y mi vida, te di hasta lo que no tenía. Te siento, aunque seas herida, pero te sigo queriendo cuando conmigo estoy y solo nadie me mira.
Fuiste para mí fértil terreno que se convirtió en barbecho; es otro abono y otro lecho quien riegan tus días, siendo yo para ti fruto marchito y caduco que olvidaste en el trastero de tu vida.