En los alambres del tiempo
mis versos buscan tu olvido;
siempre llego tarde, porque es tu pasado siempre mi presente.
Por eso es que mis letras lloran,
porque en ti ahora solo soy descuido y ausente.

Te desnudé mi alma y mi vida,
te di hasta lo que no tenía.
Te siento, aunque seas herida,
pero te sigo queriendo cuando conmigo estoy y solo nadie me mira.

Fuiste para mí fértil terreno
que se convirtió en barbecho;
es otro abono y otro lecho
quien riegan tus días, siendo yo para ti
fruto marchito y caduco
que olvidaste en el trastero de tu vida.






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