Sé que cuando falte no me llorarás, sino que lo harás por mis letras. Sé que con algunas igual te emocioné, que otras fueron distantes y las más difícil de entenderlas.
Es por eso que, cuando ya no me puedas ver, cuando solo sea pequeño recuerdo en ti, no me llorarás a mí, sino que lo harás al poeta.
Complejo en las distancias cortas, no soy fácil de digerir, ni dulce aroma de jardín, ni el más bello fruto que a su casa nadie lleva. El destino solo me quiere pasajero del tiempo en el tiempo y a la soledad como compañera.
Sé que cuando falte no me llorarás. Nunca supe reír por reír, nunca supe ser fachada en puerta ajena, nunca supe hacer mentira de la palabra ni que mi rostro mostrase al mundo lo que no sintiera.
Sé que cuando falte no me llorarás. No merezco ser lamento ni tristeza; prefiero ser risa de sepelio que lamento de iglesia. De todo lo demás... ya se encargará el poeta.